(En este blog ya hablamos de ella, ver aquí)
Es de las pocas películas que se salvó de segundas partes. Lo cual resulta extraño, sobre todo conociendo la costumbre que dominaba el cine durante los ochenta. Fue la década que puso de moda el habito de realizar partes y más partes hasta agotar el producto.
Y después de treinta años nos llega Blade Runner 2049, una secuela que siempre estuvo ahí, en un cajón y con ello quiero decir que siempre hubo quien se planteo hacerla, pero hasta ahora nadie se atrevió. Todos la deseábamos y al mismo tiempo nadie la quería, ya que la original, sin secuela, siempre permanecería impoluta en su pedestal.
La nueva entrega aporta cosa nuevas, diferentes y muy interesantes. Pero no supera la primera, como todos ya sabíamos que ocurriría. Pero (y hago una larga pausa aquí antes de continuar)..., Es una excelente película también. Aunque lenta, muy densa y difícil de digerir para todos los públicos (exactamente igual que ocurrió con la primera en su momento). Aún menos si no conoces bien el origen, la de 1982. Porque continúa precisamente donde lo deja la primera. Así que ambas están ligadas por su argumento y esta nueva entrega no tienen mucho sentido sin la primera. Por lo que se nota mucho el cuidado que se ha puesto en que los fans de la antigua disfruten con la historia de esta. Es, sobre todo, una película para fans, y después para fans de la ciencia ficción. Si no te encuentras entre estos grupos, no hace falta que vayas a verla.
Su peor baza será su densidad y larga duración (2 horas 30 minutos). Es una película lenta, con tomas muy largas. Recreándose sin prisas en su estética e historia. Se puede disfrutar de una fotografía excepcional y una bellísima puesta en escena que acapara toda nuestra atención. Del mismo modo que ocurrió con la primera, pero sin la poesía ni el romanticismo que caracterizó a la de Ridley Scott. Esta producción es mucho más fría y ocurre lo mismo con su música. La densidad se repite en su onírica banda sonora, uno de los puntos fuertes de la primera película. Que aquí se vuelve también muy densa, hasta el punto de ser muy relevante en toda la película, pero al mismo tiempo, y como ya he comentado, muy fría. Sin la elegancia y romanticismo que podríamos haber esperado. Este punto es el peor. Hubiera deseado algo más, algo que continuará la genialidad del Vangelis de 1982. No será esta una banda sonora que me compre, a pesar de ello resulta tan envolvente que impresiona. Recomiendo la experiencia en una sala Dolby.
Otra vez se pone en cuestión el concepto de "humanidad", que en un principio solo es propiedad de los humanos (los nacidos). Pero que en esta película ya parecen asumir de otro modo. Pues las creaciones artificiales pueden llegar a ser más humanas que los propios humanos como se ve en la primera parte. Por ello, K será el replicante de nueva generación que, al igual que Deckar en la primera entrega, cuestionará su humanidad y su identidad, pero desde su "yo" artificial esta vez.
Lo que plantea un punto de vista diferente en principio. Pero que cuando analizamos nos damos cuenta que en realidad K, sustituye el personaje de Roy en la primera. Intenta transmitir un mensaje similar, pero se queda a medio camino en el intento. En este aspecto, en los personajes, esta nueva Blade Runner no puede estar a la altura de la antigua.
Atención: Si no has visto la película. Regresa aquí después de verla. Vamos a desvelar algunos detalles de su argumento.
K (Joe) es un replicante que trabaja como Blade Runner. Pertenece a la nueva generación de replicantes, diseñados para obedecer y sin alma. Con ello se pretende evitar que se subleven y alcancen conciencia de su naturaleza. Para que no puedan cuestionar su finalidad en el mundo de los humanos que les crearon.
A pesar de ello, K comenzará a especular sobre su naturaleza (¿?). Después de seguir varias pistas que le llevarán a dudar de lo que es. He incluso a creerse humano. Descubrirá que sus recuerdos (supuestamente artificiales), son reales. Este camino de auto descubrimiento le arrastrará hasta situaciones insospechadas para él. Incluso a conocer a Deckar, recluído y apartado del mundo durante años.
K será un replicante convencido de su humanidad, convencido de que es humano.
En realidad, K vive unos recuerdos implantados de otro humano, pero recuerdos que son reales. Aunque cuando descubre que son reales, no piensa en la posibilidad de que no sean sus propios recuerdos. Es una opción que no puede existir, en teoría.
Se busca a un niño/a que nació de una replicante y de padre humano. Un avance tecnológico prohibido, pero que parece haber existido. Incluso los propios replicantes exiliados y que viven escondidos, conocen la existencia del niño. Descubriendo en él la clave de la creación y la posibilidad de emerger como creadores y emanciparse del dominio humano.
Así que durante gran parte de la película, el replicante se auto descubre así mismo, llegando a pensar que él es el niño buscado, ya que las pistas le llevan a pensar que así es.
Hay momentos muy buenos en el filme, donde el propio replicante utiliza las nuevas tecnologías para buscarse compañía, para tener alguien a quien querer y un atisbo de "humanidad" en su vida. Aunque siendo lo que es, no debería ser necesario. Un inconsciente comportamiento que ya revela una actitud que va más allá de lo que un ente artificial debería necesitar. Incluso esas nuevas tecnologías llegan a percibir más allá de lo que podría ser necesario.
La película nos dará pistas, para encarrilar la realidad de lo que está sucediendo. Pero hasta el final no descubriremos esa realidad. Lo que supone todo un éxito para la película.
K Conoce a Deckar (padre de ese niño, de él) y le trasmite el nombre de la madre replicante: Rachel (hay que remitirse a la primera película para conocerles). Ambos vivirán en la clandestinidad durante los años posteriores a los acontecimientos de la primera película y de esa relación nacerá un niña. Pero no un niño, como cree K. Así que descubrirá su error, después de sentirse y creerse humano. La identidad de la niña sería transferida en el pasado a él mismo, para ocultarla y protegerla.
De este modo Joe (K) descubre que simplemente es un replicante. Ya no puede recibir ordenes sin más. El replicante protegerá a Deckar de su destino, sacrificando su vida. En un gesto más humano de lo que nadie podría esperar de él y de nuevo volvemos al simbolismo de la primera entrega y su famosa y poética muerte del replicante en la azotea y bajo la lluvia. Sólo que aquí, no existe esa poesía. Tan sólo es una muerte como cualquier otra.
Blade Runner 2049 podría convertirse en una nueva película de culto. No le vaticino un gran éxito de taquilla. No es para todos los públicos y, como su predecesora, no será un gran éxito hoy por hoy. Pero esta muy bien resuelta, un buen guión y una producción exquisita y a pesar de la falta de esa poesía que comento, de ese romanticismo y de esa banda sonora imponente pero sin alma, Blade Runner 2049 es un gran ejemplo de cine de ciencia ficción muy bien hecho y de que hay segundas partes que si son buenas.
El problema de Blade Runner 2049 es que existe otra exquisita Blade Runner de 1982. Si no existiera la primera no podría compararla y no vería en esta última ningún defecto.
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