Tron Legacy es visualmente perfecta. Desde su diseño visual hasta sus efectos por ordenador están creados con la elegancia y belleza adecuada para no ser un producto más y para poder perdurar en el tiempo. Pero el éxito relativo de Tron (1982), película que muchos no entendieron y de difícil visionado para la mayoría, no iba a arrastrar a demasiados fans al cine para ver la moderna Tron Legacy. Esto se traduce en un éxito adecuado pero no en un enorme éxito de taquilla. Si a esto añadimos que esta nueva entrega continúa exactamente donde termina la película de 1982, la nueva dejará con cara de interrogante a muchos de los que la vean. Hay que "entender" la primera para poder "entender" la nueva.
Al inicio de Tron Legacy nos explican lo que sucede justo cuando termina la antigua Tron. Esta parte de la película no es en 3D. El 3D se utiliza para dar sentido al mundo de los vídeo juegos y el mundo creado dentro de la red informática. Así que tiene sentido ver Tron Legacy en 3D, creo que es el único caso. Justo cuando se produce la transición hacía el mundo digital la imagen se transformará en este formato, si es que la vemos en 3D claro. Quizás sea la única película donde esta tecnología esta justificada. (atención: ahora se desvela el argumento).
Como decíamos, al inicio el argumento enlaza el final de la primera con esta nueva entrega. Esto es algo que entenderán solo los fans. El niño, hijo del personaje principal de la primera: Kevin Flynn, perderá a su padre y lo dará por desaparecido durante años. Sin saber que este regresó al mundo digital después de las aventuras de la primera Tron, para quedar atrapado definitivamente en ese mundo. Desde los ochenta que nadie conoce el paradero de Kevin. Todo esto se descubrirá viendo esta entrega.
Clu adquiere conciencia de su poder casi al instante de ser creado y su idea de la perfección resulta tener un alcance inesperado, ya que afecta a sí mismo.
Clu entiende que si el "Creador" a llegado desde un mundo exterior, él puede salir del mismo modo. Pero para ello necesita la llave y todos los conocimientos del creador. Así que pone en busca y captura a Flynn, el cual deberá esconderse de Clu en el mundo digital durante décadas. Ya que, si sus conocimientos y la llave de salida (representado por el disco), caen en manos de Clu, este puede invadir con su ejercito el mundo real. Lo que puede tener consecuencias catastróficas.
Hasta que un día Clu elabora un plan para hacer salir a Kevin de su madriguera (y aquí es cuando empieza esta película). Hace llegar un mensaje al hijo de Kevin: Sam, haciéndole creer que el mensaje es de su padre. Este mensaje inquieta al chico que decide investigar, hasta llegar a la antigua tienda de recreativos de su padre (un momento nostálgico para los fans). Allí Clu lo captura y lo introduce en el mundo informático. El chico es apresado en cuanto entra y enviado a los juegos. Clu espera provocar con ello a Kevin Flynn para que se deje ver.
El momento de los juegos es lo más esperado, ya que aquí se recuperan las famosas motos de luz, que en esta película se salen en cuanto a diseño. Sam será rescatado en el último momento por Quorra que trabaja para Flynn y lo lleva ante él.
A partir de este momento Sam y su padre idearán un plan para escapar del mundo digital y destruir a Clu. Algo que desde el mundo real sería tan fácil como dar a una tecla y eliminar el programa.
El argumento encaja a la perfección con la primera película. Lo cual ya es un mérito en sí mismo. Como explicaba más arriba, será difícil que alguien entienda todo esto, a pesar de que se explica en la película, si no se ha visto la primera entrega. Los conceptos informáticos, aunque sencillos, pueden ser un obstáculo para algunos a la hora de dar sentido a la historia. Este problema ya lo tenía la antigua película de los ochenta (ya hablamos de ella aquí).
Jeff Bridges vuelve a interpretar a Flynn y muestra dos caras aquí. Primero la del padre de Sam, por el que han pasado los años mientras ha estado encerrado en la Red y luego la versión digital de él: Clu, creado por ordenador, lo cual es evidente desde el inicio pero que concuerda con la idea de la película de que el "yo" digital de Flynn sea un ente informático y no real. Ambos personajes son el mismo y al mismo tiempo rivales opuestos. Uno representa lo peor del nuevo mundo digital y el otro la nostalgia del antiguo.
Por todos lados hay guiños a personajes u objetos de la antigua Tron. Como los "cubos", por llamarlos de algún modo, con los que Jeff Bridges juega en un momento de la película. Estos representan a Bit, un compañero de batalla de la antigua película que solo respondía con un "Si" o un "No" (encendido o apagado, los estados posibles de un bit). Es fácil observar, aunque de lejos, a los tanques. Que en esta película no tienen ningún protagonismo. Los Interceptores si se pueden disfrutar de cerca y son mucho más auténticos que los originales de 1982. La batalla de discos, del mismo modo, son espectaculares y en cambio se omite totalmente el juego de "pelota basca" que si apareció en la antigua. También aparece la nueva versión de la nave de luz (foto inferior).
La música electrónica de Daft Punk se ajusta como un guante a la estética y confieren carácter al conjunto.
Uno de los "peros" y que es extensible a ambas películas, la nueva y la antigua, tiene que ver con el titulo de ambas: Tron. Ya que el personaje de Tron es prescindible en ambas películas. Aparece casi como un cameo y en realidad ninguna de las dos películas están protagonizadas por él. Se trata de un personaje secundario que terminamos olvidando más pronto que tarde. Esto es algo que no se termina de entender, no lo entendí en 1982 y no lo entiendo ahora.
En cualquier caso Tron Legacy es un gran entretenimiento con un tema no apto para todo el mundo. Una pequeña joya, pulida y cuidada como ninguna otra. Fría pero también bella y al mismo tiempo austera que se traduce en un delirio de imágenes sin igual.
El argumento queda abierto para futuras entregas, aunque no creo que exista demasiado interés en volver a rodar una de momento. Pero la historia está en un punto muy interesante. Quizás en el futuro veamos como el mundo de la red invade el nuestro...