jueves, 26 de noviembre de 2015

ESPARTACO

Espartaco (Spartacus,1960) es una de esas obras que como el buen vino va ganando con los años. Cada vez que la veo, me gusta aún más, hasta el punto de considerarla por derecho propio, una película de referencia dentro del género histórico.
Dejando de lado la falta de fidelidad con el acontecimiento histórico real. Pues tal acontecimiento no fue tan grandilocuente, ni afortunado, ni exitoso. Ya que según cuentan, las aventuras del rebelde gladiador sólo duraron dos años, hasta su captura y no fue una aventura romántica, ni mucho menos.
Pero si algo tiene el cine es su capacidad para seducir y hacer soñar. Provocar emociones y sentimientos e incluso convertir una historia simple en algo que nos haga pensar. En este punto esta película llega más allá que la historia que la inspiró y eso me gusta. También es sabido de las dificultades que supuso su rodaje, en cuanto a los enfrentamientos y juegos de poder entre actores y entre Kirk Douglas (quien propuso y defendió el film desde sus inicios) y el director final, Stanley Kubrick.


Stanley Kubrick durante el rodaje en España


La verdad es que a nivel interpretativo la película resulta un duelo entre grandes actores, a cada cual más esplendido en sus papeles. Laurence Olivier, Jean Simmons, Charles Laughton, Peter Ustinov, Tony Curtis, John Gavin y por supuesto Kirk Douglas. Este último se tuvo que pasear por varias productoras con la idea original bajo el brazo, intentando convencer a alguien de que la película sería interesante y todo un éxito. Así que, ya que la idea fue de él, tampoco se le puede culpar demasiado de querer controlar todo el proyecto desde el principio y de ahí vienen los enfrentamientos entre este y el resto del reparto y el director. El actor siempre fue un hombre de mucho carácter...

Además podemos recalcar también el hecho de que las escenas de lucha y en general los exteriores donde se filmó a muchos extras están rodados en España. Algo muy habitual en aquellos años por parte de las producciones americanas y que perdura hasta el día de hoy.

Tony Curtis, Laurence Olivier y Stanley Kubrick




Sin ser una obra maestra, es una gran película que muestra todo aquel estilo de las películas antiguas. Aquel romanticismo y esa forma de llevar las historias a su terreno que tenían los estudios de Hollywood entonces. A pesar de que, con el libro en la mano y como ya hemos comentado, nada fuera tal y como se contó en la película. Aunque se barajaron varios guiones, unos más fieles y otros menos. Incluso en un principio, ni siquiera existía ninguna batalla en el film, se tuvo que convencer a Kirk Douglas de tal necesidad, para no decepcionar a los espectadores que fuesen a verla, le dijeron.




También la banda sonora estuvo a la altura. Sobre todo en su parte más romántica y en lo concerniente a las batallas y marchas militares como acostumbran a ser en este tipo de películas, muy recargadas y pomposas.



Las escenas eliminadas pudieron ser restauradas con los años y añadidas al metraje del film, mejorándolo si cabe. Como la famosa escena de las ostras y los caracoles entre Laurence Olivier (excepcional como siempre) y Tony Curtis . Una referencia a la homosexualidad clara y evidente incluso en aquellos años, por ello fue eliminada del metraje final. También varias escenas muy sangrientas en las batallas, donde se mostraban de forma explícita como se amputaban miembros y en las que se utilizaron extras que carecían en la realidad de esos miembros.


Tiene una gran carga emotiva. Es lenta en la mayoría de sus escenas, se les da tiempo a los actores para que interpreten sus emociones y eso se nota en los maravillosos silencios donde, por ejemplo, Espartaco y Varinia se lanzan miradas furtivas. Me quedo embobado mirando esas escenas, bellas por su fotografía y su significado (Jean Simmons brilla con luz propia) . Imposibles de imaginar interpretadas por otros actores. Detalles como estos son los que hacen las películas grandes. 


Me gusta observar a los actores reproduciendo sus diálogos. Diálogos inteligentes y cuidados que embellecen el conjunto, al mismo tiempo que son la columna vertebral de la película. Es una delicia escuchar a Gracchus hablar sobre política o a Varinia expresando con ternura y sencillez su amor por Espartaco. En una de las últimas escenas, cuando Varinia agradece con un abrazo a Gracchus la ayuda que le está prestando y este recita: "Oh, esto haría morir de celos a Crassus", me fascina. La película esta llena de momentos brillantes como ese.




El caso es que viéndola hoy en día me resulta una película entrañable, bella y delicada en muchos momentos. Del mismo modo que me pasa con Ben-Hur, creo que es una obra que gana con los años y que las nuevas generaciones no entenderán demasiado. Carece de todo lo que ofrece el cine de hoy y al mismo tiempo contiene mucho de lo que ya no se encuentra.
¿dije al principio que no era una obra maestra?...me equivoqué.



lunes, 2 de noviembre de 2015

EXPLORADORES

Exploradores (Explorers 1985) continuaba la línea de otros films de los ochentas como  Los Goonies (1985) ,D.A.R.Y.L. (1985) o  El Vuelo del navegante (1986). El punto en común de todas ellas era el hecho de ser protagonizadas por jóvenes actores que,  en algunos casos, estaban en los albores de sus futuras carreras cinematográficas. Así que, aunque aquellas películas las disfrutaban todo tipo de públicos, estaban especialmente dirigidas a los más jóvenes. Para ello debía incluir todo lo que interesaba en aquel entonces a los más niños: aventuras, fantasía, ciencia-ficción y sobre todo, extraterrestres. Aunque no siempre en ese orden y con todos estos ingredientes.
Exploradores cumplía todo estos requisitos y a pesar de ello es considerada un fracaso comercial.

Los tres jóvenes protagonistas fueron Ethan HawkeRiver Phoenix y Bobby Fite, este último no recuerdo haberlo visto nunca más.


Exploradores esta más cerca de la línea de El Vuelo Del Navegante o D.A.R.Y.L. en cuanto a su limitado presupuesto. Casi películas de serie B que inundaron las carteleras durante los ochenta intentando llevarse parte del pastel de taquilla que durante aquella década fue suculento. De todas ellas Exploradores es la que se salva, la que puede destacar.

La mayoría sabemos ya que Joe Dante, el director, no pudo crear la película que tenía en mente. Hubieron muchas dificultades durante su rodaje y la productora obligó a Dante a entregarla mucho antes de lo acordado. De este modo muchas escenas previstas en el guión inicial nunca se rodaron y la edición fue hecha con premura y sin dedicarle la atención necesaria. Joe Dante dijo: "El problema es que, para mi, no es la película que quería hacer. Es la película que quería hacer hasta un cierto punto y luego tuve que parar. Es difícil para mi mirarla, porque no es la película que tenía en mente"...


A pesar de todo esto y con los años, la película se convirtió en un film de culto. Una de esas extrañas joyas muy típicas del cine de los ochenta y a la vez diferente. Contiene ese encanto especial que tenían los productos en aquellos años y además ese aire de peli de autor que no se suele encontrar en el cine familiar. La película no triunfó en los cines como se esperaba. Se barajan varias causas por lo que eso pudo ocurrir. Creo que se estrenó en un mal verano y que el film estaba muy centrado en los tres niños, lo cual redujo el público familiar habitual en otras películas, a un público estrictamente juvenil. Aunque es sólo una opinión mía, las causas ya no importan.



La historia trata sobre tres niños (entonces eramos niños aún a esa edad, ahora ya serían adolescentes y pensarían sólo en sexo y casi nada en naves espaciales). Estos chicos comienzan a recibir ciertas informaciones a través de sus sueños. En esta información se muestran los planos para construir una nave espacial. Con ella, los chicos volarán hacia el espacio exterior donde se encontraran con una nave y sus navegantes. Estos resultarán ser también niños, aunque de una especie muy singular, que atraídos por toda la información de la Tierra que tienen, desean conocerles, para saber de primera mano como es la Tierra. La fiesta se termina, como terminan todas las fiestas clandestinas de niños, cuando llegan los padres.



Recuerdo que la película me gustó mucho en su momento, a pesar de que yo si que era un adolescente entonces. Hay una frase de Ethan Hake que definía mi pensamiento y que recuerdo muy bien; "Tiene Sentido...". Era lo único necesario para creer en cualquier cosa por fantástica que fuese, que tuviese sentido...
Así que a pesar de que siempre la vi como un producto muy de niños (como que yo era mayor ya...ejem), la realidad es que le cogí mucho cariño a la película. Por ese espíritu tan inocente que transmite, muy típico de los ochenta y con el que tanto me identifico. No estamos ante una obra maestra, pero si ante un interesante y entrañable entretenimiento.
Como suele ocurrir últimamente, pronto veremos un remake de esta película, pero ya sabemos que no será igual...