Tenet es como lo que su titulo transmite: nada. Una pretenciosa muestra de que no todo vale. Es por esto que esta va a ser la primera entrada con crítica negativa de NostromoCine.
Interstellar y Origen fueron pequeñas maravillas, complicadas de seguir y de entender, pero con una base argumental solida que en las propias películas saben explicar muy bien. El problema es traducir el significado de lo que ocurre mientras se ve la película, sin perderse por el camino. Esto, aún entendiendo como funciona su historia y el contexto de ficción y/o leyes físicas que rigen en el argumento, es difícil en ocasiones y lo sabemos.
Pero en Tenet ya te avisan de que es mejor no entender nada y limitarse a vivir la experiencia. Lo que resulta una excusa perfecta para esconder un argumento basado en algo que ni los mismos que lo han escrito llegan a entender bien. Algo que hubiese sido criticado de forma salvaje en cualquier otro producto comercial. En otra película.
Me recordó en su primera media parte a cualquier película de James Bond. El personaje principal interpretado por John David Washington, que carece de todo lo que pueda hacer interesante a cualquier personaje, es precisamente el que actúa como un James Bond sin carisma. Otro ejemplo con el que comparar este personaje es el de Tom Cruise en la saga Misión Imposible. Donde, de nuevo, Cruise gana en la comparación.
La acción se sucede sin ningún sentido claro, de forma vertiginosa, alcanzando el personaje todos y cada unos de sus objetivos, sin ni siquiera despeinarse. A pesar de que todos ellos son misiones prácticamente imposibles por como las venden. Pero este es el tiempo (los segundos en que hablan del objetivo a asumir en los siguientes 2 minutos), con el que se entretiene el director en hablar de ellos, poco más. Acto seguido ya está conseguido. Hasta a James Bond le resulta más difícil alcanzar los suyos.
Todo este sin sentido, que en otras películas resulta muy criticable, aquí no parece importar a nadie. Lo que vendrá después queda oculto bajo una molesta banda sonora (si se le puede llamar así), que irrita y daña los oídos. Estoy seguro que muchos se han sentido agredidos por esos sonidos electrónicos pasados de volumen que anuncian la acción antes de que esta se de (y que te acompañan como un martirio durante toda la escena). O esos puñetazos marcados con golpes de percusión más propios de un Terminator o alguna pelea de súper-heróes. No termino de entender el porqué de ese elevado volumen.
Tengo que decir que yo termine mareado y con sensación de angustia que se mantuvo durante toda la película. Un malestar que me hizo desear que el sin sentido terminara pronto. Una experiencia así no podría terminar bien. A estas alturas ya me consta que no fui el único.
Ni siquiera el drama matrimonial en el que participa el excelente Kenneth Branagh (lo único interesante de la película) resulta sólido. Quizás sean los momentos más buenos porque se convierten en un oasis de tranquilidad sin la pesada banda sonora torturándote. Como siempre este actor se come la pantalla y es lo único salvable de todo el conjunto.
No es el mismo caso que en otras películas como las comentadas al inicio. Es fácil que mucha gente no entienda el argumento, aún habiendo explicado claramente lo que ocurre y de que va toda la historia. De hecho recuerdo cuando se estrenó Matrix, donde a pesar de que en la película se explica muy bien que es lo que esta ocurriendo, mucha gente salió con cara de interrogante. No es este el caso.